Máximo Banguera, arquero de Barcelona, cuenta que a sus hijos les compra los juguetes que él no pudo tener. Su favorito es un carro pequeño a gasolina.
¿Cierto que tener un hijo lo convirtió en una persona casera y responsable?
Fue maravilloso, el día de su nacimiento fue el más esperado. Marcó mi vida porque me obligó a madurar en el sentido de ser responsable. Tengo una familia por la cuál velar ahora y en el futuro. Por ello, Didier (4 años) es el más mimado de la casa.
¿Acaso le puso Didier a su hijo por el jugador africano?
Por Didier Drogba, el jugador marfileño del Chelsea, que siempre lo he admirado. Además, Didier es un bonito nombre.
¿Usted es de aquellos padres que consienten a sus hijos sin mirar el costo?
Los consiento mucho. Cuando yo era niño, mis padres no me compraban los juguetes que yo quería porque no tenían el dinero suficiente, aunque querían. Por eso soy vanidoso con mis hijos.
¿Qué les compra?
A mi hijo le compro pelotas, no quiere cualquier juguete. Cuando ve un balón se entretiene. También le gusta los carros. A la nena le compro cosas para que desarrolle la mente, también jueguitos para su motricidad.
Es decir, procura comprarles lo que usted no pudo tener en su infancia...
Claro, pero el cariño siempre lo recibí de mis padres. Por suerte, ahora con mis hijos, aparte del amor, les puedo dar cosas que de pequeño siempre deseé. Me daba envidia ver a mis amigos tener cosas que yo no podía.
Pero de niño, algún juguete lo habrá entretenido...
Una bicicleta, que era mi tesoro, con eso era muy feliz en mi infancia. Con ella andaba de un lado a otro todo el día. Ahora las cosas cambiaron. Mi hijo tiene un carro a batería y ya no tiene que hacer esfuerzo para pedalear y rodar (sonríe).
¿Cuál es el juguete que nunca pudo tener?
Siempre quise un carro a batería, por eso le compré uno a Didier, un Hummer. Él tenía 10 meses de nacido y ese carro ya lo tenía guardado, pero recién lo pudo utilizar cuando tuvo dos años.
Nos contaron que hasta su hijo le gana ahora hasta en PlayStation. ¿Eso es cierto?
Me fascina jugar PlayStation. Con mi hijo nos apasiona jugar carreras de autos, nos pasamos toda la tarde o mañana. Pero cuando estoy solo me entretengo jugando fútbol. Con mi hijo usualmente empatamos en los partidos. Me gusta la liga ecuatoriana, aunque los creadores del videojuego me han hecho blanco y yo soy negro (risas).
¿Usted todavía juega con juguetes?
Sí, tengo un carrito pequeño a gasolina que se maneja a control remoto. Me encanta jugar con eso. Pero en Guayaquil organizamos torneos de fútbol en PlayStation con mi familia. Hacemos apuestas con comidas, pero generalmente, todos terminamos ‘remando’ al que gana.
Usted está por cumplir 25 años, pero aún disfruta de los juguetes como un niño...
Sí, pero no me gustan los juegos mecánicos en los parques de diversiones. Soy miedoso (risas). Hay ocasiones que ni al avión me quiero subir.
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