Tres campeones de Sudamérica y otros tantos de Europa. En seis ediciones de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA, los representantes de ambos continentes no dejaron margen para la competencia. La rivalidad iniciada durante el decenio de 1960 en la Copa Intercontinental se ha intensificado con la configuración actual del torneo, que podría asistir ahora a un desempate si Inter de Milán o Internacional hacen honor a su condición de favoritos en Abu Dhabi.
Para el cuadro italiano, la misión es doble: mantener la buena secuencia de los equipos europeos, campeones en los tres últimos años, y alcanzar el registro de su acérrimo rival, el Milan, vencedor en 2007. La formación de Porto Alegre no le anda a la zaga, y cuenta con bazas suficientes para soñar con repetir el título de 2006 y devolver el trofeo a su región: hasta ahora, los equipos brasileños nunca han perdido en el certamen. Acumulan 12 partidos, con nueve victorias y tres empates.
Curiosamente, la primera edición de la cita mundialista organizada por la FIFA, en 2000, no tuvo una final entre Sudamérica y Europa. En la prueba brasileña, Corinthians y Vasco superaron a Real Madrid y Manchester United en la fase de grupos, y se enfrentaron en el Maracaná por la copa. Tras un empate sin goles, el Corinthians se impuso en los penales, y el centrocampista Edílson fue elegido Balón de Oro adidas.
Dominio de CONMEBOL y UEFA
Con el nuevo formato y un sistema de eliminatorias, cinco años más tarde volvió a disputarse el torneo, en Japón, y reunió a los campeones de las seis confederaciones. São Paulo y Liverpool empezaron directamente en semifinales y protagonizaron, en la final, una batalla digna de la rivalidad entre sus respectivos continentes. Con un gol de Mineiro y paradas increíbles de Rogério Ceni, designado más tarde mejor jugador de la competición, el Tricolorvolvió a demostrar la fuerza del fútbol brasileño.
Al año siguiente, Internacional y Barcelona contendieron por el título. Los catalanes llegaban avalados por el 4-0 endosado al América, mientras que el conjunto de Rio Grande do Sul había sufrido para ganar 2-1 a Al Ahly. En la final se vieron dos estilos diferentes y el Inter, aun con la presión de su rival, salió victorioso, merced a una diana de Adriano Gabiru. En el otro bando, la tristeza fue mitigada por el Balón de Oro adidas que se entregó a Deco.
El fin de la hegemonía sudamericana se produjo en 2007, cuando el Milan se proclamó campeón. El triunfo, sin embargo, tuvo un toque brasileño gracias a Kaká, principal artífice de las victorias de la semifinal contra el Urawa Red Diamonds y, sobre todo, en la final ante Boca Juniors. El 4-2 definitivo sirvió además de desquite de la final de la Copa Toyota de 2003, que se había adjudicado el club argentino en los penales.
Tres años de hegemonía europea
Un año más tarde, en la despedida temporal de Japón, el Manchester United completó una temporada perfecta mediante un 1-0 contra la Liga Deportiva Universitaria de Quito. El torneo asistió a duelos vibrantes, como la victoria de los Red Devils por 5-3 sobre el Gamba Osaka en semifinales, con dos tantos de Wayne Rooney, estrella indiscutible en Yokohama.
El primer torneo celebrado en Emiratos Árabes Unidos fue especial para el Barcelona. Además del hito histórico que supuso el sexto título de la campaña, inscribió al fin su nombre en el palmarés, tras la derrota sufrida a manos del Inter en 2006. En una emocionante final contra Estudiantes, los hombres de Pep Guardiola comenzaron perdiendo, empataron en el minuto 44 del segundo tiempo y culminaron la remontada en la prórroga. Lionel Messi firmó el gol del título y se llevó el Balón de Oro adidas.
A las puertas de esta séptima Copa Mundial de Clubes de la FIFA, los campeones de la UEFA y la CONMEBOL acaparan nuevamente la atención, pero Pachuca, TP Mazembe, Seongnam Chunma, Al Wahda y Hekari United tienen la esperanza de ser los primeros en aguarles la fiesta.
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