Distanciados del sometimiento de la presión a la que habitualmente están expuestos y separados de las urgencias competitivas, Roger Federer y Rafael Nadal, el duelo con más pedigrí del tenis actual, se vieron las caras en el Hallenstadion de Zúrich, en la primera de las dos citas benéficas que han acordado para este tramo final de un año intenso.
Aún sin esas cuentas pendientes, sin un horizonte con puntos y títulos como objetivos para ensanchar el palmarés, el encuentro entre las dos mejores raquetas del circuito, de todos los tiempos, es uno de los espectáculos deportivos con más alicientes del momento deportivo.
Fue Roger Federer el que salió ganador de la primera cita, de este 'Partido por África'. Jugaba en casa el suizo. Y se impuso en tres sets (4-6, 6-3 y 6-3), después de una hora y cuarenta minutos de una confrontación que formó parte de los actos de la Fundación Federer, dedicada a promover el acceso a la educación, al deporte y a mejorar las condiciones de vida de niños en países, de este continente, donde las carencias son notables.
Es Rafael Nadal el que maneja la ventaja en los duelos particulares entre ambos. Domina el español por 14-8 en los partidos oficiales. Una distancia reducida en noviembre pasado, en la Masters Cupo de Londres, donde el suizo se impuso por 6-3, 3-6 y 6-1.
El marcador de hoy en el Hallenstadion de Zúrich no alterará esta estadística. Fue otra cosa, el fin del enfrentamiento era recaudar fondos para la 'Roger Federer Foundation For Africa', que ya cuenta con un lustro de antigüedad.
Sobre la pista dura de Zúrich, ambos hicieron gala de sus virtudes. Talento puro, clase a raudales en la raqueta del helvético, ante su público. Acciones ataviadas de la elegancia del suizo, agradecidas por los presentes en el Hallenstadion.
La ausencia de presión tampoco condicionó al español. Nadal mostró una concentración similar a la de las ocasiones grandes. El número uno del mundo conlleva una responsabilidad que el balear asume con compromiso y con gusto. Respondió con talento y calidad a cada propuesta de su rival.
Los dos compartieron con profesionalidad su parte en la exhibición y el espectáculo. No hubo relax, ni bromas. Ni excesos para la galería.
El choque transcurrió por los cauces esperadas. Pinceladas de gran tenis sobre un guión adaptado. Nadal rompió en el noveno juego para cerrar la primera manga. Pero el suizo tomó una renta de 4-1 en el segundo e impuso el empate y una teórica emoción rota en el tramo final del enfrentamiento, completado con la victoria del jugador local, el tenista helvético.
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